Increíble la relatividad del tiempo. Tan lento que sucede para el que espera y tan rápido para el que camina. Ya es tres de julio y mañana hará un mes que empecé este camino. Un camino que me trajo al mar, que con sal va curando mis heridas… que me pica y a penas puedo controlar las ganas de rascarme (porque me lastimo otra vez y tarda más en curar).
Tuve dos días de fiesta (así le dicen acá a los días descanso), martes y miércoles. El martes fui a Sitges, un pueblito muy cerca de Barcelona, todo blanco, lleno de tiendas bonitas y con una playa tranquila, de arena muy finita. Harto ambiente gesh. Estuve con Pau y una amiga suya, Angels (no estoy segura de que así se escriba, pero se pronuncia “Anyals” (catalán)) tomando el sol hasta que me puse bien tostada y tuve que esconderme debajo de la sombrilla (multicolor, by the way). El día se nos fue en eso y terminé agotada del sol. El miércoles (ayer), estuvimos sacando todos los triques que tenía Pau arrumbados en el que ahora es mi cuarto. Ya tiene mejor pinta. Ya tengo un espacio para mí. Ya saqué mis cosas de la maleta y puse incienso. Ya empieza a tener un olor más familiar. No es mi capilla, pero con las mejoras que vamos a hacerle, estoy segura de que va a quedar “molt bé” (muy bien, pues).
Ando muy reflexiva y filosófica… bueno, creo que siempre he sido así, pero como ahora hay menos variables, es decir, no tengo con quien platicar de mis cosas, cada pensamiento me lo voy guardando y lo voy rumiando (ajá, como vaca) una y otra vez. Y así me van cayendo veintes, cincuentas y euros. Me va quedando claro que mientras más variables, mas complicada es la ecuación… y más difícil todavía si las variables que no son la propia suelen tener más valor (que la propia). Se que llegará un momento en que pueda manejar todas las variables sin mayor conflicto, de forma inteligente y equilibrada, dándole a cada una su justo valor.
Me he dado cuenta también de que me gusta entregar todo, por más fugaz que sea la experiencia. Prefiero que me duela una vez que termina, que no sentir nada… que vivirlo superficialmente. Soy una intensa, ya lo se… pero me gusta pensar que mi vida ha sido así, super intensa. Que siempre he hecho todo con el corazón, y que si ha habido quien lo haya valorado y quien se haya aprovechado… al final no importa, porque la forma en que he vivido ha sido decisión mía. Es parte de mi personalidad melodramática. Viva la sobreactuación!!! Qué rico es reír fuerte, llorar fuerte, amar fuerte, agradecer fuerte, trabajar fuerte… Y si alguien me juzga inmadura… que agarre el volante de su coche porque va a chocar.
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