The past is a foreign country. They do things differently there.
Mostrando entradas con la etiqueta soledad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta soledad. Mostrar todas las entradas
jueves, enero 15
El autobús de las 23:00
El autobús de las once duele. También el avión de la una dolió. No importa cuantas palabras bonitas se digan o todas las frases positivas que salen solas tipo “verás que pronto nos vemos otras vez” o “todo es para bien”. Nada de lo que se diga o piense, de lo mucho que abraces o des besos en esa cara tan familiar (que nunca son suficientes, siempre te quedas con la sensación de que pudiste abrazar una vez más [por lo menos]), nada le quita el sabor amargo a la despedida… y digo despedida porque todas son una… todas se resumen en la misma. La vida es una constante despedida, un duelo continuo. Con cada adiós pronunciado vuelve a doler la astillita en el corazón que cada adiós de la vida dejó. Siento tristeza, añoranza, melancolía (ahí está otra vez!). Impotencia por no poder tener cerca a todos los que amo… a todos los que extraño. Cómo duele extrañar. Qué afortunado quien nunca se ha ido lejos, quien nunca ha dicho adiós y no ha tenido esa sensación de vació que deja el que se va (queda un hueco como en ese juego de meter piezas en agujeros con una forma específica, ninguna pieza puede ocupar el lugar de otra) ni el desconsuelo del que parte a lo inexplorado. La energía sigue fluyendo desconcertada hacia ese que ya no está… el canal se estira para cubrir los kilómetros que separan a estas almas conectadas por mucho más que el apellido y eso duele, el estiramiento duele, la soledad del que espera el rencuentro en un tiempo imposible de calcular, duele. No hay soledad más dolorosa e insoportable que la del que espera. Imposible no esperar… creo que hubiera podido abrazar por lo menos una vez más a mi mamá y al Bicho.
lunes, diciembre 1
Las pequeñas cosas bis
Hoy nos imaginé caminando descalzos por las calles empedradas, sintiendo las frías piedras que nos regalan el presente, como agujitas que se clavan en los pies y que no nos dejan pensar en nada más que en este momento. Hoy me vi hippie (como tu lo has sido, como yo nunca lo seré) hablando de poesía que nunca he leído, sentada en la mesita descuidada al fondo de un café bohemio frente a un tú (hippie también, como lo fuiste) de pelo largo y ojos profundos (such as mine). Hoy te recordé como no te conocí, me imaginé como si te conociera de hace tantos años, inventé un pasado común que sería divertido recordar juntos por estas plazas, sentados en unas escaleras de piedra, en medio de historia y poesía arquitectónica, con un bocadillo en una mano, en la otra una cerveza y en la otra (si, otra más) el corazón (hippie, como son nuestros corazones). Nuestros corazones intercambiando ideas mientras no decimos nada. Hoy pensé en ti aunque ya no sea tu cumpleaños, recordé todo lo que tiene que ver contigo, recordé al ojo detrás del lente que me desnudó, pensé en nuestra vida en común y en la que no tenemos nada que ver. Hoy me hubiera encantado caminar contigo (y con el ojo [también hippie]… como siempre planeamos y nunca hicimos), aquí o en el Parque México, da igual, lo realmente valioso era la compañía.
Etiquetas:
Artemisa Pimpante,
cantar,
cerveza-bier,
ciérrale que se mete el chiflón,
Hazme la balona m'ija,
melancolía,
perdona bonita,
puxéronlle algo na bebida a nena,
qué dijooo???,
soledad
jueves, agosto 21
Dos años de soledad
En días como hoy yo adoptaría mi filosofía de que habría que tomarse todo el alcohol del Baba Cool para que no se haga rancio. El verano quiere despedirse y los días van nublados a la mitad, por lo que el tráfico en la playa va disminuyendo. Hay que volverse ingenioso para no aburrirse después de haber agotado las tareas realizables durante el día (limpiar muebles, ordenar botellas, rellenar neveras.. blah, blah, blah).
Terminamos el día hablando de la energía que hay en todo, Suso (el arquitecto), Ania (la bióloga) y yo (la… mercadóloga, cantante, actriz…), cada uno defiendienzo su punto de vista desde su propia perspectiva. Con dos mojitos encima, me deshacía en conceptos que ni sobria podría explicar, no por venderle a nadie mis creencias, sino por clarificar los conceptos para mí misma. Terminé contando mi vida (algo resumida), y me di cuenta de lo cruciales que han sido estos dos últimos años. Es que no dejo de hablar de eso, por Dios!!!. Cuando hablo de mí, siempre empiezo diciendo: “es que los dos últimos años blah…”. Decido que esta es la última vez que utilizo esa frase… pero es que no puedo creer todo lo que me ha sucedido en los dos últimos años… Cómo puede cambiar todo tanto en tan poco tiempo? Qué vida tan distinta tengo y qué persona tan diferente soy… en todos sentidos. Tantos cambios me obligan a desapegarme del pasado, aún inmediato. Ahora busco dejar de especular sobre el futuro y ser indiferente ante el presente. Simple y puro equilibrio, el regocijo ante lo breve, la alegría de la soledad. Me la paso bromeando (de esa bromas que no me salen porque soy mala para bromear [todo el problema radica en mi cara de seriedad inmutable]) diciendo que no tengo amigos y todos me aconsejan que debería meterme a algún grupo de algo para conocer gente… qué deprimente… si me metiera a algún curso o grupo de cualquier cosa, más que para conocer gente sería para aprender algo que desconozco… yo no quiero ir detrás de la gente. Obvio las relaciones humanas van implícitas en cualquier actividad social que desempeñe, sea trabajo, estudio o cualquier cosa que involucre a alguien más… además de mí pues. Se que lo humano es lo que enseña, lo que sana, lo que llena, pero también se que hay momentos para todo y que es tal vez mi momento de soledad, de reflexión sobre mí misma… Y sí, creo que es cierto que podemos darnos cuenta de quienes somos a través del espejo de los demás, pero también intuyo que llevo demasiado tiempo viéndome a través de ojos que no son los míos, tratando de complacer corazones que no me pertenecen y alimentando egos que nada tienen que ver conmigo… así que tal vez estar sola no esté tan mal. Que a veces me gustaría tener más abrazos: sí, pero tal vez ya es hora de que yo misma me apapache un poco, y si hubiera alguien más que lo hiciera probablemente yo no lo haría. Finalmente todo en esté plano es cíclico, la mayor parte de mi vida he estado rodeada de hermosos seres humanos… y no tan hermosos también… qué son dos años de soledad contra una vida entera de compañía?
Terminamos el día hablando de la energía que hay en todo, Suso (el arquitecto), Ania (la bióloga) y yo (la… mercadóloga, cantante, actriz…), cada uno defiendienzo su punto de vista desde su propia perspectiva. Con dos mojitos encima, me deshacía en conceptos que ni sobria podría explicar, no por venderle a nadie mis creencias, sino por clarificar los conceptos para mí misma. Terminé contando mi vida (algo resumida), y me di cuenta de lo cruciales que han sido estos dos últimos años. Es que no dejo de hablar de eso, por Dios!!!. Cuando hablo de mí, siempre empiezo diciendo: “es que los dos últimos años blah…”. Decido que esta es la última vez que utilizo esa frase… pero es que no puedo creer todo lo que me ha sucedido en los dos últimos años… Cómo puede cambiar todo tanto en tan poco tiempo? Qué vida tan distinta tengo y qué persona tan diferente soy… en todos sentidos. Tantos cambios me obligan a desapegarme del pasado, aún inmediato. Ahora busco dejar de especular sobre el futuro y ser indiferente ante el presente. Simple y puro equilibrio, el regocijo ante lo breve, la alegría de la soledad. Me la paso bromeando (de esa bromas que no me salen porque soy mala para bromear [todo el problema radica en mi cara de seriedad inmutable]) diciendo que no tengo amigos y todos me aconsejan que debería meterme a algún grupo de algo para conocer gente… qué deprimente… si me metiera a algún curso o grupo de cualquier cosa, más que para conocer gente sería para aprender algo que desconozco… yo no quiero ir detrás de la gente. Obvio las relaciones humanas van implícitas en cualquier actividad social que desempeñe, sea trabajo, estudio o cualquier cosa que involucre a alguien más… además de mí pues. Se que lo humano es lo que enseña, lo que sana, lo que llena, pero también se que hay momentos para todo y que es tal vez mi momento de soledad, de reflexión sobre mí misma… Y sí, creo que es cierto que podemos darnos cuenta de quienes somos a través del espejo de los demás, pero también intuyo que llevo demasiado tiempo viéndome a través de ojos que no son los míos, tratando de complacer corazones que no me pertenecen y alimentando egos que nada tienen que ver conmigo… así que tal vez estar sola no esté tan mal. Que a veces me gustaría tener más abrazos: sí, pero tal vez ya es hora de que yo misma me apapache un poco, y si hubiera alguien más que lo hiciera probablemente yo no lo haría. Finalmente todo en esté plano es cíclico, la mayor parte de mi vida he estado rodeada de hermosos seres humanos… y no tan hermosos también… qué son dos años de soledad contra una vida entera de compañía?
viernes, agosto 15
Ochenteradas
Qué solo(a)... (oa) puede estarse en un antro de ochenteradas. A pesar de la masa que baila, de los amigos que rien, de mi yo misma que baila y que rie... Sola yo en el gentío bebido, sola yo bebida bailando ochenteradas... pasándola bien... con el corazón estropeado...
miércoles, agosto 13
La Fuente Mágica (apagada) de Montjuic
Definitivamente Barcelona sabe mejor con tres pares de pies. Paco y Oscar recorren conmigo las calles del Borne y el Bárrio Gótico, con sus balcones de barbas verdes (que me encantan y nunca había notado [definitivamente tengo una fijación con las barbas]). Ahora sí que me siento turista… y pienso que no he aprendido nada. La felicidad utópica de ser a pesar de la soledad, me parece aún muy lejana. Se la teoría, pero en la práctica no sale bien todavía. Pateo, lloro, quiero gritar… quiero cantar (le)… no se a quién… a ese quién que se esconde, que se asoma desde la ventana, que al verme corre y da la vuelta a la esquina sin mirar atrás… pero bueno… en dónde iba?
Paseamos por Gracia, vimos (ví) tiendas lindas, tomamos un café en un bar (yo café, ellos mojito) y si hubiéramos tomado precauciones (o con tan sólo haberlo reflexionado un poco), hubiésemos sabido que los martes no se enciende La Fuente Mágica de Montjuic (funcionando a partir de los jueves, a las 21:00) y no habríamos hecho toda la travesía desde Gracia hasta allá. Henos ahí, tomándonos fotos como despistados turistas (lo que éramos, somos), pasando calor y haciendo tiempo… ja-ja… ilusos. Faroleábamos frente a la cámara, recordábamos viejas fotos (donde Paco ponía la mano en la cangurera de Pamela para tapar al “Tiger” que, según él, arruinaba la foto [la verdad es que yo concordaba]), y yo cantaba fuerte para que la gente se nos quedara viendo y a Paco le diera pena. En cuanto caímos en cuenta que el asunto no iría a más, nos encaminamos a Plaza Catalunya y de ahí caminamos al Viena, en la Rambla, a comer un bocadillo (mmm… Frankfurt con cebolla y queso [como para agarrar a besos a alguien]). Después nos perdimos (soy experta) por el Rabal y el Gótico (ahora de noche) y comimos unos pinchos por ahí en otro barecillo (el bocadillo no fue suficiente). Me fui temprano porque mañana me toca abrir el Baba Cool (de nuevo me cambiaron el horario) y no quiero llegar ya cansada desde temprano. De cualquier forma se que esta semana va a estar algo pesada porque andaré turisteando con mis otros pares de pies y muy probablemente salgamos de fiesta más de una noche (por más que trato, no se me da). Pero bueno, estoy contenta porque están aquí, porque son caras conocidas, porque adoro a Paco, porque Oscar es un amor, porque tenemos buenas pláticas, porque a tres pares de pies se camina mejor y a tres pares de ojos se ve todo más lindo.
Termino el día escribiendo y escuchando a Feist… cultivando auditivamente la melancolía ya de por sí creciente sin necesidad de abono.
Paseamos por Gracia, vimos (ví) tiendas lindas, tomamos un café en un bar (yo café, ellos mojito) y si hubiéramos tomado precauciones (o con tan sólo haberlo reflexionado un poco), hubiésemos sabido que los martes no se enciende La Fuente Mágica de Montjuic (funcionando a partir de los jueves, a las 21:00) y no habríamos hecho toda la travesía desde Gracia hasta allá. Henos ahí, tomándonos fotos como despistados turistas (lo que éramos, somos), pasando calor y haciendo tiempo… ja-ja… ilusos. Faroleábamos frente a la cámara, recordábamos viejas fotos (donde Paco ponía la mano en la cangurera de Pamela para tapar al “Tiger” que, según él, arruinaba la foto [la verdad es que yo concordaba]), y yo cantaba fuerte para que la gente se nos quedara viendo y a Paco le diera pena. En cuanto caímos en cuenta que el asunto no iría a más, nos encaminamos a Plaza Catalunya y de ahí caminamos al Viena, en la Rambla, a comer un bocadillo (mmm… Frankfurt con cebolla y queso [como para agarrar a besos a alguien]). Después nos perdimos (soy experta) por el Rabal y el Gótico (ahora de noche) y comimos unos pinchos por ahí en otro barecillo (el bocadillo no fue suficiente). Me fui temprano porque mañana me toca abrir el Baba Cool (de nuevo me cambiaron el horario) y no quiero llegar ya cansada desde temprano. De cualquier forma se que esta semana va a estar algo pesada porque andaré turisteando con mis otros pares de pies y muy probablemente salgamos de fiesta más de una noche (por más que trato, no se me da). Pero bueno, estoy contenta porque están aquí, porque son caras conocidas, porque adoro a Paco, porque Oscar es un amor, porque tenemos buenas pláticas, porque a tres pares de pies se camina mejor y a tres pares de ojos se ve todo más lindo.
Termino el día escribiendo y escuchando a Feist… cultivando auditivamente la melancolía ya de por sí creciente sin necesidad de abono.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)