The past is a foreign country. They do things differently there.

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jueves, febrero 7

La decepción


que deja el enfrentarse a resultados completamente contrarios a los originalmente esperados, resulta en un estado de estupefacción crónica que impide retomar la marcha e iniciar nuevas acciones por las que esperar resultados. Y es que la espera condiciona a la decepción, porque contra todo pronóstico, los resultados obedecen más a la casualidad o a la suerte, que a la probabilidad matemática.

No obtengo el resultado esperado, porque, primero que nada, la expectativa me ayuda a construir un resultado mucho más grande y bello, en caso de que el resultado se espere optimista, o mucho más fatal, en caso de que se incline al pesimista. Además, para darle otra vuelta a la tuerca, suelo enunciar, mental y verbalmente, de forma contraria a lo que espero la expresión de lo que realmente anhelo, con la intención de jugar a la psicología inversa con el destino; pero el destino me da veinte vueltas y me planta delante (no lo que quiero, no lo que espero, no lo que enuncio inversamente a mi deseo) lo perfecto, el punto siguiente que conectará la linea que vengo trazando al resto del dibujo de mi vida. Y es así, no puedo ganar.

Resulta muy complicado relajarme y fluir, deslizarme por las olas de mi propio mar. Me esfuerzo por controlar las mareas y los vientos, en lugar de navegar y usar el viento a mi favor, moviendo la vela y el timón según me convenga.

Ansío dejarme llevar por la corriente, disfrutar de la brisa y el olor a sal, del sol que calienta mi piel amarillenta de frío solitario. Relajar mi mente, relajar mis nervios y cuidar mi corazón, porque lo que pienso es lo que siento. En la vida solo hay que proteger al corazón, y la única forma de hacerlo es pensando bonito. Pensar en cantos rodados, estrellas de mar, arena finita y blanca, helado de chocolate, palmeras en la playa, caracolitos de colores, mariposas azules y algodón de azúcar.

domingo, marzo 13

Pipi-popo

No me acostumbro a escuchar ciertas palabras de uso cotidiano por estas tierras catalanas. Cada vez que escucho sustantivos como culo o tetas y verbos como cagar y mear, me tiemblan los tímpanos. Y es que para mí las pompas, las bubis y un ambiguo “tengo que ir al baño”, es lo que me parece normal y suficiente para estas cuestiones tan privadas en México; pero no aquí. Aquí “voy a echar un meo y de paso me la veo”. El “me anda del uno” o “voy a miarbolito” carecen de significado. Incluso el tan nacamente jocoso “voy a echar la firma” resulta dudoso. Las cosas son mucho más simples de este lado. “Voy a cagar” es tan natural y cotidiano, que hasta me siento ridícula por no avisar a dónde voy cuando “me anda del dos”.

Dos axiomas resultan evidentes en esta situación de contraste lingüístico: 1, en México somos mucho más privados con todas las partes íntimas y funciones de desecho corporal -es decir, escasa necesidad de hacer verbalmente público lo privado- y 2, somos casi incapaces de llamar a todas estas cuestiones por su nombre común -ni en confianza... ni para nosotros mismos... simplemente nos suena fatal... a menos que estemos metidos en el personaje de “soy tan cool que puedo decir corrienteces”-.

Lo que me lleva a escribir sobre este argumento, lo que se deriva de esta situación de vocabulario grandilocuente, es la infinita creatividad -hartamente loable- del mexicano promedio para encontrar formas ingeniosas decir lo que por su nombre común le resulta incómodo. Así surgen frases grandiosas como "orinita vengo, voy a desalojar la gruta de Cacahuamilpa" o "voy a pi-pintarme la cara y po-polverme la nariz". Personalmente prefiero mantener el misterio y no dar explicaciones... simplemente “voy a dejar constancia de mi paso por el mundo”.

sábado, marzo 12

Gracias en francés

A punto de arrancar la moto, mi bicha, se estaciona detrás de mí una camioneta BMW. -¡Qué morro!- y me giro para hacerle una mirada retadora al conductor. “Jean Pierre”, de unos sesenta años, me habla. No le entiendo nada. Aparco la moto otra vez y me acerco a la ventana. Intuyo que lo que dice es aeropuerto. ¿Cómo le explico a un francés, que no habla español, cómo llegar conduciendo desde Villa Olímpica hasta el aeropuerto?... Le hago entender que me siga. Arranco la bicha y nos ponemos en marcha. Qué imagen más simpática me parece, una camioneta BMW siguiendo a mi ciclomotor vestido de primavera que no pasa de los cuarenta kilómetros por hora. Voy tratando de no perderlo mirando continuamente el retrovisor. Entre tantos semáforos y tráfico se me hace eterno el viaje. Empiezo a inventarme historias de que es un empresario muy rico y que me da una recompensa por mostrarle el camino. Que lanza un fajo de billetes desde su ventana por que gracias a mí no perderá su vuelo. Cuando pasamos Plaza España, queda claro el camino hasta el aeropuerto. Levanto la mano y le hago entender que siga todo recto. “Jean Pierre” se me empareja y repetidamente se lleva la mano al corazón y la extiende hacia mí. No hay fajo de billetes, pero ese ademán en francés me recompensa suficiente. Buen viaje “Jean Pierre”.

miércoles, febrero 23

Hi there!

Ok, ok... el caso de tener un blog es escribir en el. Ser un buen blogger implica un cierto compromiso de mantenimiento, me queda claro. Pero supongo que es también parte del encanto del blog... no sabes cuándo será actualizado... ¡sorpresa! Y pregúntome ¿quién leerá ahora? ¿hace meses que no escribo?. De cualquier forma, del penúltimo post al último pasaron meses también. Es más, la finalidad de este blog nunca fue que lo leyera nadie, o por lo menos no fue esa su finalidad principal (tal vez indirecta, sí, lo confieso). Lo que sucede es que la finalidad perdió importancia. Esa necesidad de mantenerme comunicada en la distancia sin tener que escribir mails personalizados para contar mis cosas a los que están lejos resultó ser mejor y mas fácilmente satisfecha por facebook que por un blog (por cierto, acabo de ver la película esta de “The Social Network”, muuuuy buena [da igual si es fiel a la realidad o no]).

Bien, si la finalidad perdió importancia, ¿por qué no puedo dejar ir este blog, cerrarlo de una vez, o borrarlo...? La verdad es que los últimos meses no he escrito nada aquí, pero sí he estado leyendo... me da igual la calidad de lo escrito, para mí es un documento valiosísimo para entender muchas cosas, un testimonio de experiencias que podría haber olvidado ya, de situaciones que en su momento fueron determinantes en mi adaptación a Barcelona.

Ajá... ¿y esto a quién le importa? Da igual, cuándo se tiene gusto por la escritura se hace porque sí, es más para sacarlo, para realizar un simple acto de creación, que para que alguien lo lea.

Bueno, todo esto es un largo: I’m back.

jueves, agosto 5

¿Eres Budista?

- No...

-¿Entonces por qué no quieres matar a la cucaracha?

Ya se, ya se. Voy a sonar super radical con esto, pero... es necesario ser budista para justificar el respeto a la vida? aunque sea una vida pequeñita? aunque no pueda evitar sentir repulsión ante esa vidita? No pretendo ser una santa ni mucho menos, pero antes no las mataba porque me daba asco y ahora simplemente me da compasión.

Estamos acostumbrados a matar a lo que nos estorba o incomoda. Se que hay grados y situaciones diferentes, pero todo puede empezar con una cucaracha. Si me estorba la araña o la cucaracha la mato. Si me estorba la serpiente que se metió a la terraza, la mato. A la rata que me da miedo, la mato. Al perro que se ve amenazador, lo mato. No, y además ya hay un chingo de perros en la calle, qué hacemos con ellos? Y la escala puede ir subiendo... son sólo distintos grados de una misma actitud. Me estorbas, me incomodas, me das miedo... te mato. No digo que no volveré a pisar un bicho, digo que si puedo evitarlo lo haré, porque puedo seguir viviendo con esa presencia aunque me incomode. Creo que es suficiente decir que mi conciencia no me lo permite. Y no practico ninguna religión.

jueves, julio 30

Buenos días

Una buena mañana me asomé al balcón y me di cuenta de que la crisis pasó. Regresaba a casa de una noche de fiesta y el Sol empezaba a pintar con gruesas pinceladas anaranjadas el cielo mañanero. Las gaviotas, prueba de que el mar está bien cerquita, bostezaban sonoramente desperezándose. Y yo extendí mi pareo en el balcón (que desde estonces es un lugar especial) y me quedé callada, sentada observando cada pincelada, atenta a los bostezos, sintiendo el amor de los detalles, regalos de una buena mañana. La crisis terminó porque ya crecí, porque cambié, porque soy capaz de ver belleza en todo, porque a partir del final llegan uno tras otro los milagros. Y yo me conmuevo. Y quisiera gritar. Y grito por dentro. Y me callo la boca cuando me nace decir es demasiado, no lo merezco.

Me gusta pensar que es la época de cosecha, que todo esto no es mas que efectos de mis causas. La risa fingida finalmente es real, involuntaria y estruendosa. Y reparto mis emociones entre alegría inmensa y agradecimiento profundo. Y surge un amor enorme dentro de mí por todo y por todos. Y una sonrisa enorme me hace doler las orejas. Y los olores son deliciosos, y los colores hermosos. Y se que todo es posible, que lo mejor es posible, que la perfección es posible, que los sueños son posibles, que ser feliz es posible. Se que tu y yo somos posibles de la forma que siempre soñamos, que nuestra felicidad es real y que es nuestro momento de vivirla. Y todo lo vi en las pinceladas anaranjadas de esa buena mañana, en el final de la crisis, cuando el cielo clareaba después de la oscuridad que se lo tragó todo. Qué hermoso es el incio, bienvenido el amanecer.

lunes, junio 22

Si tu mente crea...

...caminos hacia la Luz, el Amor y la Belleza, eso es lo que se va a manifestar en tu vida, porque todo lo que pienses toma vida propia y con el tiempo se cumple, es una ley ineludible. Hasta ahora lo ignorabas y mentalmente, con tus miedos, has creado lo que hoy te toca corregir.



miércoles, junio 17

El Principio

Pero, ¿dónde empezar?
El mundo es tan vasto, que empezaré por el país
que conozco mejor; el mío propio.
Pero mi país es tan grande que será mejor
que comience por mi ciudad.
Aunque en realidad, mi ciudad es también enorme.
Será mejor entonces que comience por mi calle.
No, por mi hogar.
No, por mi familia.
No importa, comenzaré por mi mismo.

- Elie Wiesel

lunes, junio 8

Las Batallas en el Desierto

Hoy lo volví a leer. Recuerdo la última vez, cuando me lo prestaste. Debo confesar que en aquella ocasión lo leí un poco por compromiso, porque a ti te encantaba e insististe mucho. Me lo prestaste y entonces me gustó, pero esta vez fue muy diferente.

Lo leí en la pantalla, porque no fui capáz de bajar cuatro pisos para imprimirlo. Con la computadora en las piernas, meciéndome en la rojhamaca, con una vela violetransmutadora encendida y un nag champa, escuchando boleros y con el viento haciendome cosquillas en los pies. Viento travieso que se mete por la ventana sin pedir permiso.

Mágico momento de treinta y cinco páginas. Voy a guardar intacto el recuerdo de este instante porque todo lo que existe ahora mismo nunca volverá a ser igual. Un día lo veré como la más remota prehistoria. Voy a conservarlo entero porque hoy me enamoré de Mariana. ¿Qué va a pasar? No pasará nada. Es imposible que algo suceda [...] Lo único que puede es enamorarse en secreto, en silencio, como yo de Mariana. Enamorarse sabiendo que todo está perdido y no hay ninguna esperanza. [Corte a: piel chinita]

jueves, abril 23


La leyenda dice que en Montblanc vivía un dragón muy malo que sólo era feliz comiendo gente. Si no le daban de comer se ponía tan enojado que lo rompía todo, así que entre todos los habitantes se hacía un sorteo para ver quién sería el desafortunado sacrificado en turno. Ocurrió un día que el papelito que sacó la mano santa fue el de la hija del rey y cuando el dragón se relamía los bigotes a punto de merendársela, llegó un forro de caballero con armadura reluciente, llamado Jordi (mi nombre es Jordi, Sant Jordi), y le clavó su espada (al dragón), terminando así con el dolor de cabeza del pueblo y la alta tasa de mortandad. Resultó que de la sangre del dragón nació un rosal, fruto del amor entre el caballero y la princesa, así que en Catalunya Sant Jordi es el santo de los enamorados y hoy se celebra su día en una gran fiesta de rosas y libros (las rosas por lo del rosal, los libros no lo se, pero es lindo).
Así que feliz Sant Jordi mis queridos y queridas. Que sus vidas estén llenas de amor, caballeros, princesas, flores y libros, ¿qué más hace falta?.

domingo, abril 19

Let the right one in

No me gustan las películas de miedo. Creo que ví demasiadas en mi algo enferma-de-ira pubertad, lo cual dejó secuelas por poco irreversibles en mis noches de insomnio. Así que prefiero saltármelas. Pero hoy, gracias a mi amigo Pep (el catalán, como yo le digo), primero comensal del Dos Trece y presentemente mi compañero de paseos por Gracia y películas en versión original, una de miedo forma parte de mis películas favoritas: Låt den rätte komma in.

Centro de reparación no autorizado. Próxima inauguración!

Y sí... lo reparé de nuevo. Pensé que llevar el iPod al doctor y que al abrirlo encontraran un posavasos no iba a ser muy nice, así que lo abrí por tercera vez para sacar lo que no estaba de fábrica. Fue entonces cuando se me ocurrió meter una propaganda de yoga que tenía a la mano (además de la tarjeta del plomero y el posavasos) y ver qué pasaba. Oh si. Vuelvo a caminar con ritmo. Yeah!

viernes, abril 10

"La Energía Espiritual

fluye a través del control consciente de los seres que poseen la libertad de actuar del modo que desean."

Galletas Marías remojadas en Quick

Se ha convertido en mi cena favorita. Cuatro de la mañana después de trabajar. Escucho las olas de fondo (saliendo de mis mini bocinas). Me debato entre seguir escribiendo y comer otra galleta… (me como otra galleta)… El antojo pudo más.
Después de comerme una María más, reflexiono en los últimos dos meses. Una verdadera revolución. Sin quitarle mérito a ninguna estación de mi vida, me parece que ha sido una de las etapas de mayor concentración emocional, mental y desmadrosal de mi complejo existir. Todo lo vivido últimamente me ha hecho tan flexible que soy capaz comerme un yogurt después de la fecha de caducidad o dejar abierto un paquete de galletas y seguírmelo comiendo medio rancio días después (los que me conocen saben lo atípico que es eso en mí). Me pasé varios “yo nuncas”… (una galletita más)… por el arco del triunfo, conocí a más gente que en los dos últimos años (sí, le estoy echando un poco de chispa), nunca salí tanto de fiesta… difícilmente podría resumir mi etapa Dos Trece en un párrafo. Conocí a personas tan libres! Compañeros de trabajo que un abrir y cerrar de ojos rebasaron la barrera del compañerismo para dejar paso a una complicidad espontánea que crecía día a día. Amigos que me abrieron la puerta, que me apapacharon, que me hicieron sentir parte de algo, que me pintaron sonrisas, que me hacían cantar… De verdad que me lo pasé tan bien… Y bueno, hay ciclos que se terminan antes de lo que uno quisiera, pero definitivamente terminan en donde deben, aunque a veces duela. Hay que saber decir adiós con una sonrisa y agradecer lo vivido.
Ahora trabajo en el Princesa 23. Un restaurante bar muy requeteconocido en Barcelona. Mucho trabajo y nuevos compañeros por conocer. Hoy fue mi primer día y aún me siento fuera de lugar, pero dentro de poco seguramente estaré como pez en el agua.
Desde mi cumpleaños he estado pasando por una racha de altibajos emocionales. Tan voluble como los días en México. De la euforia paso a la tristeza para después tener un arranque de alegría porque voló la mosca. Soy una versión exaltada de mí misma. Un péndulo. Quisiera poder quedarme un poco en el centro, o por lo menos no oscilar tanto y tan violentamente. Ojala que pronto deje de llover y el Sol se anime a brillar con fuerza de una vez.