The past is a foreign country. They do things differently there.

lunes, diciembre 19

Morir en el desayuno

Quiero morir en el desayuno, antes del último bocado. Dejarlo para después.
Quiero volverme pequeñita igual que tu. Que me hablen bajito y que al final de cada frase me digan bonita. Quiero ganarme tus arruguitas y recordar un amor de exilio en Buenos Aires u otro lugar de poesía añeja. Olvidar los nombres, quedarme con las caras. Confundir los tiempos y hacer de los días años a la velocidad del pensamiento.
Quiero volver a verte en otro tiempo de ropa nueva. Reconocer la sonrisa que paseaba por tu carita al recordar mi carta (así entendí el auténtico poder que encierran los labios y el sobre).
Quiero tu ingenuidad y tu sencillez de aldea. Tus manos trabajadoras y tus ojitos llenos.
Manuela, quiero morir en el desayuno. Imitarte. Morir en los brazos de mis amores y con el Sol invernal entrando a hurtadillas por la ventana. Sencillo, tranquilo. Almo.
Buen viaje, Manuela. Dulces sueños y hasta pronto, bonita.


-- Desde Armoise iPimpad

domingo, septiembre 11

El plan (a)divino 11/11

Una tostada con mantequilla en el plato y en la televisión una torre en llamas. Una última mordida y sale corriendo de la cocina a coger sus cosas porque se le hace tarde. No dedica demasiado espacio mental a la imagen de la torre. No reflexiona ni se cuestiona sobre lo que acaba de ver en la televisión. Tiene cosas mas importantes en la cabeza. Un examen, un proyecto en equipo. En el trayecto del estacionamiento a la oficina, escucha conversaciones a medias, palabras sueltas como avión, torres, dosmil. Caras de sorpresa guían su camino a la televisión mas cercana. En la pantalla, la imagen pixelada de una figura humana nada sobre un fondo de lineas blancas. Parece que lleva corbata. No entiende nada. Corte a dos torres paralelas y humeantes. Ahora comprende. Su cerebro integra en milésimas de segundo toda la información fraccionada. Llega a la oficina y se une a la audiencia televisiva que observa boquiabierta el final del segundo acto. La otra torre se desmaya, autodestruyéndose en caída libre. Después, un resumen interminable de la pieza completa. Imágenes sucesivas de una narración que no acaba nunca, al tiempo que él revisa en sus archivos mentales las caras de todas las personas que conoce y su posible relación con Nueva York. Evalúa la importancia personal del evento y la medida del impacto en la propia vida. A sobrevienta, entra ella en la oficina y dice -Vengo a despedirme...-- -¿Qué?--, pregunta el ahora público al unísono. -Sí, vengo a despedirme. Si es verdad todo en lo que yo creo, todo lo que es sagrado para mí, mañana ya no me contaré entre ustedes. Todo lo que esta sucediendo es parte del plan divino.-- Nadie articula palabra. Ella, entre lágrimas, abraza al público uno por uno. A él no se le ocurre decir otra cosa mas que -buen viaje--. Ella sale de la oficina. Todos los ojos acompañan a la figura cabizbaja hasta ser engullida por el ascensor al final del pasillo. Silencio. Una risita imprudente y entre todos rompen el silencio a carcajadas. En distintos planos, el avión se impacta una y otra vez contra la primera torre. Él apaga la televisión.

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-- Desde Armoise iPimpad
Ubicación:Sofá

sábado, septiembre 10

En busca del pan filosofal

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Leí hace poco en una revista alternativa-cool-mevalovintage de Barcelona que ir a comprar al Lidl está in. Para los que no tienen idea de lo que hablo, el Lidl es una cadena alemana de supermercados de descuento bastante exitosa por acá. No encontrarás marcas conocidas y es probable que no seas capaz de pronunciar lo que dicen la mayoría de las etiquetas si no eres alemán, pero en medio de ese mar de incomprensión aria, se encuentra una isla, entre verduras y congelados, llena de productos para el hogar a precios salvavidas. Da igual lo que ponga la etiqueta, la foto del empaque habla en todos los idiomas al mismo tiempo. Una vez que entras en esa isla no querrás volver. El tiempo se hará largo esperando los nuevos productos que habrán de llegar la próxima semana.

La primera vez que puse pie en esa isla paradisiaca fue hace dos años, y en este tiempo han entrado a casa una cantidad considerable de artículos 'para hacer mi vida mejor'... lámparas incandescentes solares para jardín, picadora manual de acero inoxidable y cuchilla para siempre filosa, porta especieros-porta rollo-porta todo de sujeción sin clavos, parrilla antiadherente con área especial para raclette... y así.

Me vi incapáz de madrugar el día que salió a la venta el iPad 2 en el Fnac, pero este lunes estuve, cómo no, puntual a las 09:15 en la puerta del Lidl (con otras por lo menos diez amas de casa -yo ama de casa, Jesucristo vencedor...-) para felizmente (arrebatar de las manos si fuese necesario) hacerme de una panificadora. No es que sea el único lugar en donde se pueda comprar una, pero es que el precio, compañeros y compañeras, recompensa. Llevaba meses esperándola y finalmente estaba aquí, en algún lugar detrás de la gran puerta. Cuando finalmente abrieron, entramos todas en fila india directas a la isla. Éramos como una línea de producción umpalumpa en la que cada miembro sabe a dónde dirigirse. Conservando cada una la distancia prudente. Paso firme y presuroso hacia una vida de pan fresco en la propia cocina, de alquímia panadera en la que el pan filosofal varía cada día entre semillas de girasol, yogurt y chispas de chocolate. El pasillo de las galletas se hacía eterno. Un ama de casa salió de la fila y tomó la delantera por el pasillo de las conservas. Mierda! Voy en cuarto lugar. Cómo sólo haya tres, me cago. Y de pronto, en el extremo norte de la ínsula, un monticulo de hermosas panificadoras negro-plateadas. Había suficiente para todas, pero aún así me le cerre a un ama de casa que pretendía rebasarme por los embutidos. Quién se cree que es? Que espere su turno. Y cada una, orgullosa, con la ambiciada panificadora en el carrito como premio, en fila india umpalumpa hacia el pasillo de las harinas. Un ama de casa no pudo contener la emoción y compartió en voz alta: Por fin! Llevaba dos años esperándola! Las demás sonreimos disimuladamente, tratando de ocultar la propia euforia. Insulsa barra de pan, nunca mas. Larga vida al pan de molde hecho en casa.

martes, junio 21

Quémalo en la hoguera

¡Venga, a sacar los muebles y la ropa vieja para hacer la hoguera! Que hoy es solsticio de verano y será el día mas largo de año; pero ojo, que a partir de aquí vamos de bajada. Los días se irán empequeñeciendo hasta el solsticio de invierno. Así que venga, ¡a sacar todo lo que ya no sirve para prenderle fuego y así darle mas fuerza al Señor Sol!.

Por instancia cristiana, la celebración que corresponde a esta tradición pagana, coincide ahora con el día (o noche) de San Juan (Bautista -por supuesto-, ese que iba por la vida 'bautizando' -purificando- a quien le hacia ojitos pizpiretos), que es el 23 de julio y no el 21. La intención original de esta coqueta celebración, era, precisamente, infundir fuerza al Sol, porque... capaz que ya no volvía a brillar lo suficiente como para lograr el bronceado veraniego, y de paso alimentar toda la vida del planeta. La intención cristiana tiene más bien relación con la habilidad de este muchacho, Jhonny-Joan-Juan, para vencer a la oscuridad-tinieblas-Lucifer (con eso de que iba bautizando al prójimo para limpiarlo del 'pecado original' -que por cierto, pecados originales quedan bien pocos-). Así que San Juan se convierte en el santo Sol, por decirlo de alguna manera.

Lo que resulta innegable (para cristianos y no) es la importancia del Sol para nuestro planeta (y algunos otros) y no sólo para procesos tipo fotosíntesis, sino en cuestiones mas sutiles que tienen que ver con nuestras emociones (que les pregunten sino a los que viven mas cerca del polo, a ver que opinión tienen al respecto). Me parece que hoy es un día muy correcto para valorar lo que hay. El Sol y todo lo que ilumina este 'ahora'. Claro que hay un montón de cosas que a veces 'eclipsan' nuestros días, pero, en un equilibrio natural, también hay otro montón de cosas más agradables y valorables. Ahí están, a pesar de que generalmente resulte más fácil poner atención a lo que incomoda. Y es muy probable que todas las cosas que incomodan puedan hacer que el 'sol' brille más fuerte, porque en el contraste esta la capacidad de valorar, ¿no? Tal vez sea posible juntar todo lo viejo, lo que ya no sirve, lo que desagrada, lo que huele mal, lo que lastima, lo que está podrido, lo que critico, lo que es 'injusto', lo que entristece, lo que preocupa, lo que odio... Juntarlo todo y hacer una gran hoguera. Que toda la 'mierda' sea el combustible que haga al 'sol' brillar más. Y así, gracias a toda la 'mierda', se puede tener más y mejor vida, paradójicamente, cada vez con menos 'mierda'. (Aviso para los despistados: todo esto esta escrito en sentido figurado, no se lo tomen literal y vayan a ocasionar algún incidente que dé trabajo a los bomberos).

Esto por el solsticio de verano. Ya el jueves nos vamos a tirar petardos y a brindar por el santo que sirve de excusa para dejar la playa hecha una mierda (literal).

domingo, junio 12

Lacitos de colores

Hace unos días murió mi tío Ramón. Era hermano gemelo de mi abuelo. Los dos acababan de cumplir noventa años. Creo que en toda mi vida lo habré visto en total unas treinta veces, sin embargo, fue un personaje constante en conversaciones de sobremesa familiar, lo que lo hizo cercano a mí, no tanto de vista como de oído. Pero ya me ando desviando del tema, y no es de mi difunto tío (que Papadiós lo tenga con El) de quien quiero hablar (que tampoco tendría mucho que decir, mas allá de que me hubiera encantado conocerlo más) sino de lacito negro. ¿Que quién es lacito negro?. Tiene muchos perfiles de Facebook bajo diferentes nombres. Se ha apoderado de muchos de mis conocidos y no me permite ver sus bienaventuradas caras. ¿Qué pasa?. ¿Quién es?. ¿Qué busca?. No estoy de acuerdo, damas y caballeros. No estoy de acuerdo con que lacito negro tenga monopolizado mi news feed. Fuera lacito negro, que llora la muerte y la embadurna por todas partes para demostrar que le duele.

Qué hermoso es celebrar la vida, noventa añotes llenos de experiencias en ambos lados del charco. Celebro tu vida, tío Ramón, celebro las vidas de los que dejas atrás en esta carrera. Sonrío añorante ante tu partida, a ver si soy capaz de llegar hasta donde llegaste tu. Lacitos de colores en tu honor. Abrazos apretados a todos los que te extrañaremos.

domingo, abril 17

La ley del tres

Se dice que nada puede llegar a existir o a suceder sin la intervención de tres fuerzas. Una o dos fuerzas por decisión propia no producirían ningún resultado. La fuerza activa es la que actúa, la pasiva sobre la que se esta actuando y la reconciliadora es la que permite su interacción. Nada escapa a esta ley. No hay magia. No hay casualidad. Todo es efecto de una continuidad infinita de causas. Eso es sincronía. La fuerza reconciliadora que hace que dos fuerzas imprudentes se encuentren en el mismo punto en el mismo instante. El resultado puede ser doloroso, pero la creación, de cualquier índole o naturaleza, ineludiblemente implica dolor. El dolor es humano. Inevitable. Es la resistencia a ese dolor lo que ocasiona sufrimiento, que nos lleva aún más lejos en la escala. Sólo la intención, fuerza activa, nos trae de regreso. Reconocer los hechos como son y entender que no hay nada detrás, sólo una cantidad interminable de causas y efectos que llega hasta nosotros a preguntar ¿y ahora qué?, es un acto de conciencia que nos empuja a la felicidad, entiéndase como se entienda, y hace que, al final, todo valga la pena.

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domingo, marzo 13

Pipi-popo

No me acostumbro a escuchar ciertas palabras de uso cotidiano por estas tierras catalanas. Cada vez que escucho sustantivos como culo o tetas y verbos como cagar y mear, me tiemblan los tímpanos. Y es que para mí las pompas, las bubis y un ambiguo “tengo que ir al baño”, es lo que me parece normal y suficiente para estas cuestiones tan privadas en México; pero no aquí. Aquí “voy a echar un meo y de paso me la veo”. El “me anda del uno” o “voy a miarbolito” carecen de significado. Incluso el tan nacamente jocoso “voy a echar la firma” resulta dudoso. Las cosas son mucho más simples de este lado. “Voy a cagar” es tan natural y cotidiano, que hasta me siento ridícula por no avisar a dónde voy cuando “me anda del dos”.

Dos axiomas resultan evidentes en esta situación de contraste lingüístico: 1, en México somos mucho más privados con todas las partes íntimas y funciones de desecho corporal -es decir, escasa necesidad de hacer verbalmente público lo privado- y 2, somos casi incapaces de llamar a todas estas cuestiones por su nombre común -ni en confianza... ni para nosotros mismos... simplemente nos suena fatal... a menos que estemos metidos en el personaje de “soy tan cool que puedo decir corrienteces”-.

Lo que me lleva a escribir sobre este argumento, lo que se deriva de esta situación de vocabulario grandilocuente, es la infinita creatividad -hartamente loable- del mexicano promedio para encontrar formas ingeniosas decir lo que por su nombre común le resulta incómodo. Así surgen frases grandiosas como "orinita vengo, voy a desalojar la gruta de Cacahuamilpa" o "voy a pi-pintarme la cara y po-polverme la nariz". Personalmente prefiero mantener el misterio y no dar explicaciones... simplemente “voy a dejar constancia de mi paso por el mundo”.

sábado, marzo 12

Gracias en francés

A punto de arrancar la moto, mi bicha, se estaciona detrás de mí una camioneta BMW. -¡Qué morro!- y me giro para hacerle una mirada retadora al conductor. “Jean Pierre”, de unos sesenta años, me habla. No le entiendo nada. Aparco la moto otra vez y me acerco a la ventana. Intuyo que lo que dice es aeropuerto. ¿Cómo le explico a un francés, que no habla español, cómo llegar conduciendo desde Villa Olímpica hasta el aeropuerto?... Le hago entender que me siga. Arranco la bicha y nos ponemos en marcha. Qué imagen más simpática me parece, una camioneta BMW siguiendo a mi ciclomotor vestido de primavera que no pasa de los cuarenta kilómetros por hora. Voy tratando de no perderlo mirando continuamente el retrovisor. Entre tantos semáforos y tráfico se me hace eterno el viaje. Empiezo a inventarme historias de que es un empresario muy rico y que me da una recompensa por mostrarle el camino. Que lanza un fajo de billetes desde su ventana por que gracias a mí no perderá su vuelo. Cuando pasamos Plaza España, queda claro el camino hasta el aeropuerto. Levanto la mano y le hago entender que siga todo recto. “Jean Pierre” se me empareja y repetidamente se lleva la mano al corazón y la extiende hacia mí. No hay fajo de billetes, pero ese ademán en francés me recompensa suficiente. Buen viaje “Jean Pierre”.

jueves, febrero 24

Eres uno mas

Ok, vale. Saliste en la televisión, bien por ti. Ahora, no pretendas que por eso se cómo te llamas, porque la verdad es que es la primera vez que te veo. Entiendo que la televisión es el medio de comunicación masiva por excelencia, y sí, formo parte de la masa, sólo que no formo parte de la masa que ve la televisión. Aunque usted no lo crea. Sí, no veo la televisión, y ciertamente no veo reality shows. No es que tenga algo en contra de ellos, ni en contra de los que exponen sus vidas ahí, es sólo que no tengo ni una rayita de interés por sentarme a ver... bueno, lo que sale en esos programas.

Ubiquémonos compañeros. El tener la oportunidad de hacer lo que a uno le gusta, que resulta ser el sueño de casi todos los niños y del niño interior de casi todos los adultos, no te pone un escalón arriba de nadie. Te hace una persona afortunada, no una mejor persona, no una más valiosa persona. Que puedas mostrar tu talento o no talento a millones de personas no confirma que tienes lo que presumes. Lo más probable es que en cuestión de meses (o días) seas olvidado. ¿Dónde queda la humildad del inicio, cuando dabas lo que fuera por llegar a donde estas? Que lo que debía ser agradecimiento se convierta en mamonería es triste. Hay que mantener la perspectiva, la objetividad. Al fin y al cabo eres un@ mas de la masa que ve la televisión, sobre todo reality shows. No eres diferente.

imagen: http://www.flickr.com/photos/grrrrr123/

miércoles, febrero 23

Hi there!

Ok, ok... el caso de tener un blog es escribir en el. Ser un buen blogger implica un cierto compromiso de mantenimiento, me queda claro. Pero supongo que es también parte del encanto del blog... no sabes cuándo será actualizado... ¡sorpresa! Y pregúntome ¿quién leerá ahora? ¿hace meses que no escribo?. De cualquier forma, del penúltimo post al último pasaron meses también. Es más, la finalidad de este blog nunca fue que lo leyera nadie, o por lo menos no fue esa su finalidad principal (tal vez indirecta, sí, lo confieso). Lo que sucede es que la finalidad perdió importancia. Esa necesidad de mantenerme comunicada en la distancia sin tener que escribir mails personalizados para contar mis cosas a los que están lejos resultó ser mejor y mas fácilmente satisfecha por facebook que por un blog (por cierto, acabo de ver la película esta de “The Social Network”, muuuuy buena [da igual si es fiel a la realidad o no]).

Bien, si la finalidad perdió importancia, ¿por qué no puedo dejar ir este blog, cerrarlo de una vez, o borrarlo...? La verdad es que los últimos meses no he escrito nada aquí, pero sí he estado leyendo... me da igual la calidad de lo escrito, para mí es un documento valiosísimo para entender muchas cosas, un testimonio de experiencias que podría haber olvidado ya, de situaciones que en su momento fueron determinantes en mi adaptación a Barcelona.

Ajá... ¿y esto a quién le importa? Da igual, cuándo se tiene gusto por la escritura se hace porque sí, es más para sacarlo, para realizar un simple acto de creación, que para que alguien lo lea.

Bueno, todo esto es un largo: I’m back.