Me veo ahora en el espejo y no me reconozco. El pelo tan largo y rizado. Las cejas depiladas y siempre peinadas. Los dientes derechitos, soldaditos que nunca niegan la sonrisa. De caminar femenino y siempre mirando el frente, nunca al suelo. Segura y resuelta. Amante de la perfectaimperfecciónperfecta. Feliz, feliz, feliz. Me salí de Andrea. La escuché, la comprendí, la cuidé y apapaché. Empecé a hablar en tercera persona casi sin darme cuenta. Al verme como alguien más empecé a amarme, porque siendo yo misma me resultaba imposible. En mi separación encontré mi integración.
The past is a foreign country. They do things differently there.
jueves, agosto 13
Why mourn the cocoon when the butterfly has flown
Luchar contra mí misma para ser mejor ha sido la constante más constante de mi vida. La idea de que había algo mal en mí, me obligaba a poner atención en la evidencia que mi alrededor mostraba, para hacer una lista de las cosas que debía cambiar. Mi pelo corto, mi mal humor, mis dientes chuecos, mi sensibilidad que me hacía llorar por cualquier cosa, mi machorrez, mi obsesión por los detalles y la perfección. ¡Pero tenía que ser perfecta para el mundo! Tenía que ser perfecta que “valer”. Tenía que ser perfecta para merecer amor, por que, claro, quién me iba a querer con tantos “defectos”. Y así me fui construyendo, puliendo esas imperfecciones que los demás me señalaban y que terminaban por ser molestas para mí también.
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