ni mas limpiamente recibido que el que se queda en una mesa después de retirar los platos. ¿Cómo un billete o unas monedas pueden provocar tantos sentimientos lindos? El dinero se vuelve una expresión de agradecimiento. Me parece el uso más noble que puede dársele al cambio, después de pagar la cuenta. Quiero dejar propina siempre, quiero hacer sentir lo mismo que siento yo, quiero formar parte de una cadena de agradecimiento mundial a toda la gente que pasa ocho horas cumpliendo hasta los caprichos más exiquisitos con tal de que el cliente se quede contento. Lo mejor de todo es que nunca he buscado la propina... de hecho soy bastante patosa, ja. "Ahí vas!" o "tenía que ser Andrea"... típicas frases en la mesa porque siempre tiro algo. Pues soy igual de torpe mesereando... se me caen los cubiertos, se me escurre el vino... hasta a los clientes les dan ganas de ayudarme, jejeje... y encima me dejan propina!!??. Cada vez que la riego, sólo sonrío y me disculpo... "oups! sorry, I'm so clumsy..." y a la gente le hace tanta gracia! Bueno, hasta ahora nadie me ha puesto mala cara. Creo que la clave está en simplemente ser, en ponerte al mismo nivel y tratar de hacer sentir cómoda a la gente. Obvio depende del tipo de lugar, y afortunadamente en donde estoy no es un restaurante tan formal como para limpiarle la boca al comensal con una servilleta de tela (bendito dios). Creo que todo el mundo debería meserear por lo menos una vez para comprender lo que significa "servir", para darse cuenta de lo que sucede del otro lado de la bandeja. Es tan enriquecedor.
El punto de todo esto es que encuentras lo que no buscas, llega el beneficio cuando estas volteando pa' otro lado y los detalles lindos aparecen de la nada cuando haces el bien sin mirar a quien... y se siente taaaan bien.
Un aplauso para la comunidad de bandeja en mano y un jip jip urra al que inventó la propina!
No hay comentarios:
Publicar un comentario