La ola de seis metros decidió
No pidió permiso, simplemente tomó impulso y nado con todas sus fuerzas. La frenó el golpe. De lleno se estampo de boca contra la terraza, llevando mesas y sillas (y kilos y kilos de arena, además de litros y litros de agua) dentro del local. Decidió por mí terminar mis andanzas por el Baba Cool. Hasta aquí te trajo el río (o el mar, según el caso), dijo. Me veo obligada a extender mis vacaciones hasta que encuentre otro trabajo que ocupe mis días (o noches, quién sabe). No quedaron más de tres pasos de playa, parece zona de desastre, y hasta que no limpie el ayuntamiento tanto despapare y se reforme el local, no volverán abrirse esas puertas, mismas que metafóricamente siguen abiertas para mí si decido volver a trabajar ya en circunstancias más prosperas para todos.
Ahora no se bien qué hacer, no se qué tipo de trabajo quiero. Tal vez debería bajarme del ladrillo y no buscar lo que quiero, sino lo que haya, pero la verdad es que pa’ trabajar en algo que no me ilusione, mejor me tiro al paro (que no es lo mismo que a la bebida).
Los días por acá están muy fríos, yo no le se calcular muy bien al atuendo y a veces voy sudando y otras, la hipotermia amenaza, y la verdad es que no está Barcelona como para pasearla cargando ropa de más, así que un poco de frío sí aguanto (me hago lavados mentales pensando que así me mantendré joven). Pero bueno, nada que ver con el frío de Couzada, esas sí son “chingadeiras”.
Lo que le pido a los Santos Reyes: un trabajo que me guste, un buen sueldo para pagarme mis caprichos (clases de guitarra, yoga, cafecito en el centro…), una obra de teatro (en la que yo salga), unos ojos que me miren bonito y muchas sonrisas que me alcancen para todo el 2009.
1 comentario:
Creo que mis poderes de princesita aún no llegan para cumplirte todas esdas cosas que pides ,pero lo que sí te puedo mandar son muchas caras sonrientes y miles de carcajadas de Leo ,que esas sí que son milagrosas!!que tengas suerte!!te quiero
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