En caso de despresurización de la cabina, primero debes ponerte tú la máscara y luego ayudar al prójimo más próximo. He podido constatar que este procedimiento es útil (por no sobreactuar y decir [escribir] vital) también fuera de los aviones.
En mis años de niña-niño aprendí no sólo a compartir, sino incluso a dar lo mejor al vecino. A comerme el pan de ayer y reservar para los invitados el de hoy (que al no haber invitados se convertiría en el de ayer al siguiente día [y finalmente me comería el pan de hoy... sólo que mañana... ¿?]). Ha resultado muy difícil a lo largo de esta tan curiosa vida mía sacudirme esa necesidad de complacer al que está al lado antes que a mí (la pobre, ja). Tras varios resorterazos en la frente, llega un momento en que la que maneja a Afrodita A (Sayaka Yumi [o en su caso, Kōji Kabuto a Mazinger Z]) pierde la paciencia y deja de pedir por favor, comienza a exigir el buen trato (ya merecido), el cuidado y la paciencia que han sido negados para un@ mism@ y regalados por toneladas a los demás. Si yo no me siento bien es imposible que pueda hacer sentir bien a nadie (o lo que es lo mismo: si no me amo no puedo dar amor [lo que doy tiene otros nombres y me engaño pensando que es amor… y doy "eso" sólo porque no se recibir... y no sabe recibir el soberbio... o sea que recibir es un acto de humildad... ¿?]). Vamos, que no puedo dar lo que no tengo, y ya está.
A paso de gallo gallina he ido tratando de enmendar lo que Armoise a tenido en falta la mayor parte de sus melancólicos días. Parece mentira que me haya tomado tanto tiempo darme cuenta, debería haber sido más inteligente… pero bueno, probablemente no sea cuestión de inteligencia sino de madurez (en el tercer piso todo tiene una perspectiva distinta, nada que ver con la inteligencia o el cúmulo de datos coleccionados durante décadas [no una ni dos]… así que debe ser madurez biológica). Hoy creo saber lo que Armoise necesita, lo que merece (Saint Germain!!!) y no aceptaré menos que eso para ella, porque es lo más importante que tengo… y ya estuvo bien de ignorarla… tan sólo es una niña (y le dan miedo los aviones).
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