Cuando alguien a quien amamos está en problemas, nada mejor que dejarlo hablar. Escucharlo y dejar que se escuche, eso es lo que necesita. Tal vez puedas ayudarle con alguna palabra que eleve su seguridad, o con el libro justo, pero nada va a resultarle de mejor ayuda que sentir tu cariño y apoyo.
Anthony de Mello en su libro “Un minuto para el absurdo”, lo ilustra así: “El Maestro se burlaba de quienes se erigían en guías espirituales de otras personas, a pesar de estar ellos mismos perplejos y llenos de confusión.” Y le gustaba contar el caso de aquél autor que escribió una “Guía para peatones” y resultó atropellado el mismo día en que salió el libro. O la historia de aquél señor cuya posada se llamaba “La Estrella de Plata”, que estaba ubicada sobre una ruta, y por mas que se esmeraba no podía hacer que la gente se detuviera. Hasta que alguien le aconsejó que colgara seis campanas y le pusiera de nombre “Las Cinco Campanas”. De modo que el posadero lo hizo y sucedió lo siguiente: todo viajero que pasaba por delante entraba en ella para advertir al posadero acerca del error, creyendo que nadie había reparado en ello. Una vez dentro, quedaba tan impresionado con la atención, que se alojaba allí, con lo que el posadero hizo una fortuna.
“Hay pocas cosas que satisfagan mas a las personas que el corregir los errores de los demás”
~A. de Mello
Recuerda que si tu cambias, cambia el mundo; pero no quieras cambiar a los demás o imponer tus ideas y tus soluciones, ya que cada uno tiene las suyas. Todo lo que hacemos, lo hacemos por nosotros mismos, y no se trata de querer sentirse o mostrarse útil, sino de serlo realmente y en total anonimato.”
1 comentario:
Sí, amiga, gracias por escucharme con cariño.
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