The past is a foreign country. They do things differently there.

miércoles, junio 25

La fiesta de San Juan

Amaneció un martes de San Juan la Barceloneta llena de latas y botellas vacías. Gente enfiestada de todos colores durmiendo en la playa con la música de fondo que hacían las olas y las maquinas que a primera hora limpiaban el asco que quedó después de la máxima fiesta del año en Barcelona.
Bartender a full, regalé mojitos y caipirinhas a las muchachas guapas que me rogaban entrar al baño y yo tenía ordenes de no dejar pasar. Gritando viva México a cada chilango que se acercaba a pedir algo (luego luego se nota) sentía la pertenencia al grupo selecto de personas que vive la nostalgia de estar lejos del lugar al que pertenece.
Con las manos y los pies llenos de ampollas caminaba de regreso a casa con la misma música de fondo. Me daba la impresión de ser la única persona sobria en dos kilómetros a la redonda (por decir un número). Sobria no porque no hubiera tomado, sino porque a las siete de la mañana y después de dejar limpio el bar, me parece que traspiré lo poco que tomé. Los colores imposibles del amanecer (no se si eran reales, la verdad es que no podía enfocar bien) daban una iluminación muy particular a las calles que ya conozco y me parecía nuevas. Era como la iluminación de una película de aventuras, sólo que no se veían los focos por ningún lado y no se sentía calor porque soplaba una brisa deliciosa que calmaba un poco el calor acumulado de la tarde-noche. Tardé como cuarenta minutos en llegar en lo que una pierna pedía permiso a la otra para dar el siguiente paso. Llego a casa (sola, todos seguían de fiesta) y preparo mi colchoneta para una noche (mas bien mañana aLorenzada) de medio dormir y recuperar fuerzas para el trabajo de las siguientes horas (entré a las 5)… y me siento tan feliz. Feliz de tener actividad y dinero en el bolsillo. Tranquilidad de saber que tengo más trabajo en un lugar tan lindo… con muebles antiguos, libros y farolitas con velas en las mesas de manteles floreados en blanco y negro.

lunes, junio 23

Barcelona huele a mar

Huele a blancos, negros y amarillos en todas sus variantes de color. Huele a todos los idiomas y a gente que se comunica con señas. A bicicletas y patinetas. A cool y a rock star. Huele a que ya tengo trabajo :) Llevo dos días cargando platos y preparando bebidas para blancos, negros y amarillos en todas sus variantes de color, hablando en inglés a los que hablan en inglés, alemán, ruso, o cualquier idioma que no pueda distinguir qué es (a veces a los que hablan en español también… ups), español a los que hablan en francés o italiano (y a los que hablan español también). Con los pies hinchados termino el día viendo el atardecer parada en la arena, en donde el cielo y el mar comparten todas las tonalidades de azules que hay. La noche lo cubre todo, coronada por una Luna de dimensiones y colores imposibles. Si pintara todo lo que veo al óleo parecería mal pintado… es de verdad increíble.
Se llama el Baba Cool, y con dos días trabajando ahí, ya soy experta en preparar mojitos y caipirinhas, hacerme entender con todos los idiomas y ser lo más simpática con los clientes para que dejen buena propina. Lo que aún no me sale tan bien es servir cañas (cerveza de barril), me queda la mitad del vaso llena de espuma, je. Buena paga, ambiente divertido y comida y bebida gratis. Trabajo unas horas en la mañana, como (gratis), me meto al mar (helado mar), tirito un rato (de frío) (por lo del mar), duermo la siesta, leo un rato mientras tomo un cafecito (gratis) y regreso a trabajar unas horas más (no gratis). Esto de vivir en la playa empieza a gustarme. Voy adoptando el look playero (por que aquí todo tiene que ver con el look) y la piel se va dorando a pesar del bloqueador. Ando en chinga, pero la paga es buena y mis compañeros de trabajo son de huevos… argentinos para variar: Nicolás y Gonzalo. Ayer toda la tarde hablamos de tangos y milongas.
Mañana es el día de San Juan, la mayor fiesta del año en Barcelona, así que hoy será un día de mucho trabajar (currar en España) (laurar en Argentina). Entro a las siete de la tarde y a morir (se rumora que hasta que sale el sol). Así que hoy veré atardecer y amanecer en la playa, y me pagarán más que en un día normal. Rico, no?
Todo va mejorando… la cuestión de trabajo y la cuestión emocional. Empiezo a ver las cosas con mejores ojos… aunque eso no hace que deje de extrañar… a mi Alan y a mi papá René, a mi Arturo pequeño, al Puerco (que desde aquí me queda más lejos), a mis argentin@s favoritos (dos), a mi bicho y mi mamá, a Javier y sus cariñitos, y a Ángel y su seriedad aparente. A mis sobrinos (los que conozco y el angelito que no). A Elsy y sus consejos (que hay varios que no sigo… no aplica pues), a Christian y nuestras conversaciones, a Geli y sus “melones” (ya se, suena a albur, pero no), al niño Alberto en nuestras clases con la miss de chocolate, a Cascarrabias…, a Maru y nuestroas éxitos con Carlos Rivera, a la Morena y su manto estrellado... Extraño mi capilla. Pero no extraño sentirme triste y desesperada. Ya no lo estoy mas. Bendito mar que se lleva todo. Son buenas noticias para todos, no?

jueves, junio 19

"You got me begging you for mercy...

...why won't you release me", canta Daffy por todas partes. El hábito de silbar su tonada se me ha instalado como vicio veraniego (siendo que "el silbido" es uno de los dos sonidos que no soporto) (palmas, el otro) mientras recorro (perdida) las calles de Barcelona. Con mi mochila roja para todos lados, voy repartiendo currículums aquí y allá, en los lugares que me parecen interesantes. Bares lindos, tiendas “Illuminati”… hablando siempre con el encargado tratando de ser simpática (cosa que a la fuerza no me sale tan bien). Hoy me topé con un tipo que se graduó en la misma generación que yo, en el mismo Tec. Recuerdo haberlo visto por Borregos. Resultó ser una pésima influencia para mi día. Ese tipejo mexicano con un poco de poder me basureó y sermoneó de una forma que me dejó completamente speechless. Qué coraje no haberle contestado nada y ver como sus palabras se estrellaban en mi frente con cara de idiota (yo con cara de idiota) (bueno, él también un poco). No vale la pena que recree el acontecimiento porque sería darle más importancia de la que le he dado ya (que ha sido bastante). Pero el incidente me hace cuestionarme sobre todo… mi forma de pensar, de actuar… fue de verdad una estupidez, pero eso hace más grave el asunto. Me siento tan perdida. Con un rompecabezas de miles de piezas en frente… todas del mismo color (o sea que ni idea por dónde empezar). Se que en el momento que logre relajarme y disfrutar el proceso todo va a fluir, pero mientras logro que eso suceda… ¡Dios!... me cuesta… soy una niña… todo mal… y la edad me pesa tanto...
La falta de quesadillas y picante ha ido cambiando poco a poco mi olor. Ahora huelo a española… que se baña diario, ¿ok? Sucumbí a la tentación de la Nocilla (para mi gente de Latinoamérica: algo así como Nutella, crema de cacao con avellanas) y todos los días la meriendo con pan y un jugo (o zumo) de melocotón y uva (de la verde). Descubrí los boquerones y ahora forman parte de mi dieta habitual, junto con el pan con tomate.
Hace un calor endemoniado y la gente sigue diciendo que cuando llegue el sol habrá mucho trabajo… no se cuantos grados Celsius faltan para eso, pero corro el riesgo de derretirme antes de que suceda. Lorenzo anda muy encendido.

miércoles, junio 18

Catalina

"El Sol se llama Lorenzo y la Luna, Catalina" decía el letrero de una tienda. Catalina está llena esta noche, grande y anaranjada vigila la noche desde su cielo negro...

martes, junio 17

Semáforo en corazón rojo

Regreso a mi realidad Catalana, esa que me habla en un idioma que no conozco con acentos al revès. Alguien pintó los bordes de la luz roja de un semáforo y enmarcó un corazón que me dio la bienvenida. Bendito surrealismo en los detalles que cambia el contexto de las cosas comunes haciéndome sonreír desde el fondo.
Mis últimas 24 horas en Madrid fueron muy apapachadoras. Una tarde en el departamento con Oscar y Paco comiendo tacos enormes de picadillo con frijoles que gritaban: ¡viva México!. Una noche de película (La Reina Elizabeth) en la comodidad del departamento nice. Una mañana de Palacio Real y jardines con fuentes que invitaban a las princesas y príncipes a salir y alimentarse de belleza. Sobra decir que me en-can-tó todo el lugar. No podía ponerme de acuerdo entre mi conciencia liberal que me decía: “cuánta opulencia innecesaria para la vida de sólo unos pocos” y mi amor por la época y todas las cuestiones reales que agradecía la existencia de esas estancias llenas de mármol, maderas, porcelana, tapices y pintura combinados de una forma tan exquisita, compitiendo con la propia naturaleza que se colaba por las ventanas para no quedarse atrás. ¡Cuánta belleza junta!. Cuánto agradecimiento...
Finalmente estoy aquí, en la soledad que tanto lastima y me exige comprensión, y me grita que madure, y me obliga a contemplarla con ojos lluviosos… sin dejarme voltear para otro lado… con boca y corazón y brazos lluviosos…

viernes, junio 13

Todo aquello que eres capaz...


...-o que sueñas que eres capaz- de hacer,
hazlo ya.
La audacia entraña genio, poder y magia.
Empieza a hacerlo ahora mismo.
W.H.Murray

(Muchas gracias por el libro Elsy :)... te quiero)

Paco y yo

No lo podía creer. Poniendo la situación en perspectiva, me imaginaba a Paco diciéndome seis años atrás cuando estábamos en Europa: “en unos años nos vamos a reencontrar en Madrid, cuando tu vivas en Barcelona y yo esté estudiando mi maestría en Londres”. Claro que nunca tuvimos esa plática, no fue una profecía pues; pero imaginarme eso me ayuda a poner las cosas es su sitio y darles valor. Aún no puedo creer que esté aquí, lo que dejé en México, lo que tenía allá, lo que no tengo acá… lo que tendré…
Sabía que extrañaba a Paco, pero no sabía qué tanto hasta que lo vi. Fue muy extraño. Me di cuenta de que no importa de verdad el tiempo ni la distancia (ya se que suena a bolero trillado, pero es real…) la amistad verdadera, de esa que se agarra fuerte del corazón con sus raíces succionadoras, siempre sigue creciendo, y a pesar de los años de no vernos, nos vimos como siempre. Sólo hicieron falta dos horas (una por año) y un caffe latte para ponernos al corriente en el tema de nuestras vidas.
Me he pasado los días paseando por ahí con Paco o con mi prima Paty. Caminar de noche es lo que más me gusta. Ayer estuvimos Paty (Pato frito, como yo le digo (por una canción de la infancia)) y yo caminando en los alrededores de la estación del metro Sol (por alguna razón “Sol” se ha convertido en una de mis palabras favoritas). Me tomé un chocolate un churros bárbaro, de esos que te apapachan el corazón, y conocí el Palacio Real… no recuerdo haberlo visto antes, pero es un lugar increíble. Probablemente hoy me de una vuelta por ahí de día para poder entrar a sus jardines con estatuas que velaban el lugar de noche.
El fin de semana me quedaré en el departamento de un amigo de Paco que salió de la ciudad unos días. Está súper lindo. Parece un hotel. Hasta tiene unos controles electrónicos extraños empotrados en la pared (que la verdad no tengo idea para qué sirven… no pienso tocarlos). Es de verdad un regalo enorme que, sin conocerme, me haya dejado sus llaves para que entre y salga cuando quiera y haga uso de su espacio como mejor me parezca. Estoy re-contenta de tener privacidad unos días… y en un lugar tan nice… qué mejor.
No se hasta cuándo me quedaré en Madrid, tal vez regrese a Barcelona a mediados de la próxima semana… por lo pronto a pasear.
Todavía extraño mucho… y sueño tanto…

martes, junio 10

Vuelve a llover


¡Yeah! Por fin tengo mi DNI. Se pusieron un poco difíciles diciendo que me faltaba un sello en la partida de nacimiento. Con la mano en la cintura me decían que fuera otra vez a que le pusieran el sello dichoso… ¡a México! Ja… pues yo seguí yendo cada vez con uno diferente hasta que me tocó un muchachito alivianado que no me puso peros y en menos de 15 minutos ya tenía resuelto el asunto. Todo muy pro, tienen una maquinita en el escritorio que te toma las huellas, digitaliza tu foto y firma y lo imprime todo en el momento. Una chu-la-da.
Manuel, Alex y yo nos fuimos al mercado de la Boquería a ver qué se nos antojaba para comer hoy, un lugar muy turístico donde venden de todo. Super lindo, lleno de todos los colores que existen. Compramos todo para hacer un delicioso caldo gallego. Y eso comimos hoy, de segundo plato lomitos de cerdo con algo de guarnición que hizo Manuel (no pude distinguir qué era, pero estaba rico y picante (pa' no extrañar)), con una nutritiva sobremesa de postre. Hacia años que no preparaba un caldo gallego, creí que no me acordaba cómo hacerlo, pero la verdad es que me quedó bastante bueno… y cocinar con mis primos es divertido. De hecho hacer todo con ellos necesariamente resulta en algo divertido.
Hoy en la noche me voy a Madrid. Voy a visitar a mi prima Paty que está viviendo allá y voy a ver… ¡a mi amigo Paco! La verdad es que me da mucha emoción porque hace ya casi dos años que no lo veo y anduvimos juntos por Europa de mochilazo hace seis. La cuestión es que últimamente me he estado acordando mucho de él porque la única vez que había estado en Barcelona antes fue con él y Pamela, entonces todo lo que veo por acá me recuerda a ellos. Así que va a estar chido mi miniviaje. Siete horas en autobús. Lo mismo que hice en avión de Nueva York a Barcelona, ja. Llego allá a las 7 de la mañana y Paty… brinca de gusto (tono irónico)… nadie tiene peor genio cuando se levanta temprano que Paty, pero como me quiere me dijo que por supuesto va a recogerme a la estación… y que después nos vamos a tomar un café enorme para que termine de despertar, jiji. Seguro me va a gruñir antes del abrazo de bienvenida.
Ya les contaré cómo estuvo cuando regrese. Mientras tanto, dejo muchos besos con shuvia posteados por acá.

lunes, junio 9

Desde lo alto

Lo último que vi de México retratado por mi Nokia anaranjado. Cielo azul cielo y mar azul mar. Algodones como nieve en la cima de la altura donde la contaminación no alcanza a llegar. Me encanta ver por la ventanilla del avión los diseños y texturas que se forman desde lo alto.

Paseo de Gracia

Fermín se fue a vivir con Camilo (otro amigo de la banda). Antes de visitar a Manuel en el Lekasbah (el bar en el que bartenderea) fuimos a llevar las maletas de Fermín al que será su hogar durante las próximas semanas (hasta que nos cambiemos al nuevo piso Manuel, Alex, Fermín y yo). Después de una larga travesía por metro, tren de cercanías y a patín con maletas a cuestas (de ida, de regreso en taxi y sin equipaje) llegamos finalmente al atasque del Lekaisbah, con una onda medio Hindú, música electrónica y mucho humo de cigarro. El bartender más guapo del lugar (mi primo, obvio) me sirvió, con harta destreza, un cocktail de su creación del que sólo pude distinguir fresa, pero qué sabor… ¡Jesús jarocho! Y bailé con mi Maskaroshka morada (el cocktail) en mano hasta que nos fuimos a visitar a Alex al Red (el bar rojo donde trabaja). Ya de camino iba yo caminando un poco chueco, porque como saben salgo bastante barata hablando de bebidas espiritosas, medio malcopeando por la extrañación de mis reuniones sin alcohol llenas de risas y sobreactuaciones. Por qué no, le pedí a Alex que me preparara otra Maskaroshka (digo, pa’comparar) y me vi bailando salsa bien prendida (sola) hasta que cerraron el lugar (como 20 minutos después de que llegamos, ja) por ahí de las 3 de la mañana. Después nos fuimos todos juntos, Manuel y yo filosofando, a un Jazz Club con música muy buena, pero en el que no aguantamos mucho porque estaba atascadísimo. Y así me dormí cuando Quetza-Lorenzo empezaba a despertar, que bien buena onda me dejó dormir hasta las 4 de la tarde!!!!!... chale… quién me viera.
Hoy desayuna-comimos una buena hamburguesa en un cafecito baratero sobre la Rambla. Paseamos por la zona de Passeig de Gràcia, una de las avenidas más importantes de Barcelona, que es algo más moderna y tiene muchas placitas lindas. Platicamos mucho, tomamos unos cafecitos en distintos lugares, conocí a una Andrea peruana (la mejor amiga de Manuel por el rumbo) y ya de noche decidí regresarme al depa porque no les veía muchas intenciones de volver any time soon. Un paseo bastante largo y con un aire marino soplando de frente que me congelaba las orejas. Caminé entre edificios hermosos y gente catalana (creo que en esta zona, mientras más cerca de la montaña me encuentre, viven más locales y menos extranjeros), y de pronto la vi, hermosa toda en verdes y azules. Observé cada detalle de su fachada y lo único que pude pensar fue: “sos divina…”. Casa Batlló es lo que más me gusta hasta ahora de Barcelona. Una casa remodelada por Gaudí en su más puro estilo, con balcones y ventanas caprichosos.
Con las orejas y la nariz a punto de nieve llegué al depa y me puse a ordenar un poco el cuarto ocupado por mis maletas. Vocalicé un ratote (hay que conservar en forma esas cuerdas por cualquier cosa que pueda pasar) y me puse a escribir a ritmo de Beatriz Luengo (tenías razón Ali, es toda yo… ¡me encantó!, mil gracias :*). Y mañana… a chambear en la Abichuela (así, sin H).

No he dejado de soñar...

sábado, junio 7

Primer día sin shuvia

Ja-ja-ja… por supuesto que no me levanté a correr. A las 12 del mediodía me despertó Quetzalcóatl (que aquí se llama Lorenzo) que a toda costa quería meterse por la puerta del balcón y darme besos de buenos días. Llamé a mi papá René, que aún estaba festejando (por aquello de las 7 horas menos), para felicitarlo y decirle todas esas cosas bonitas que se dicen en los cumpleaños. Fermín no daba señales de vida, así que aproveché para limpiar un poco la cocina. Una montaña de copas con vino seco (de ese que pinta los labios de morado), ollas con grasa pegada, platos de quién sabe cuántos días, vasos con ceniza incrustada en el fondo, cubiertos para 10 familias… tardé dos horas en lavar todo porque el lavavajillas no era capaz de hacerlo todo solo… y pues de una vez me eché la estufa también, je… ama de casa total… para lavar ajeno no era necesario venir hasta acá… ja. La verdad es que me encanta sentarme a comer, y si es en un lugar limpio mucho mejor! Terminada mi obra de arte (una torre de trastes limpios y una estufa agradecida) me hice un café de cafetera para sentirme un poco en mi propia cocina y tener un sabor familiar en la boca (¿en dónde más sino?). Bañada y vestida, sin señales aún de Fermín, salí a caminar en la dirección que mejor me venía… hacia el mar… mmm… camine Rambla abajo (aún no ruedo, he comido muy poco así que el ejercicio puede esperar al lunes) entre bicicletas, estatuas vivientes e idiomas hasta que llegué a una torre muy alta con Cristóbal Colón en la punta señalando hacia América (buaaaa…). Miré en la misma dirección que la torre y seguí caminando por un puente de madera muy moderno en donde recuerdo haberme tomado fotos con Paco y Pamela hace ya seis años. Barcos de todos los tamaños y cientos de personas acostadas en los bordes del puente tomando a Lorenzo hasta quedar unos tres cuartos y otros bien cocidos.
Entré a la super plaza de Barcelona, Maremagnum, que el equivalente en México sería algo así como la plaza nueva de Reforma (según Alan, yo no la conozco) pero sobre el mar (pequeño detalle). No es muy grande, pero compré muchas cosas mentalmente en tiendas poca madre. Salí cargada de bolsas inmateriales llenas de ropa que pronto me compraré. Me cuesta disfrutar de las cosas si no tengo con quien compartirlo. Siempre hay detalles que comentarle a alguien en particular que no saben igual si los guardas para ti sol@... Oh! Me encanta la “arroba”… así soy yo, una “a” y una “o” al mismo tiempo, ja.
Tengo que irme ya… ya es cerca de una de la mañana y a penas vamos de marcha. A ver cómo pinta la noche.

viernes, junio 6

El cumpleaños de René

Hoy fue… o más bien, ayer fue (que voy siete horas adelante ahora) el cumpleaños de una de las personas más importantes de mi vida: mi papá René. Digo mi papá porque los últimos dos años ha sido una figura paterna en mi vida. Un gran amigo que se preocupa por mí, me aconseja, me cuida, me regaña cunado la riego, me motiva a seguir mi camino, me cocina… incluso a veces hasta me ha dado mi domingo… sin importar el día de la semana.
No tengo un regalo para él, de hecho ni siquiera puedo darle un abrazo cumpleañero justo el día en que cumple… 30 (dejémoslo así) (aunque sí le canté sus buenas mañanitas a capella… y me regaló el deseo de su velita del pastel). Es por eso que decidí que cada cosa que hiciera hoy la iba a hacer en su honor.
Me levanté (en honor a René) como a la 1 de la tarde, que para mí es bastante tarde, pero me di permiso con la excusa del jet-lag… y del cumpleaños de René, por supuesto. Estuve en la casa vocalizando y cantando, y después fui con Fermín (amigo de mi hippiprimo Alex que llegó de México el domingo) a comer con una amiga suya un bocadillo de berenjena, provolone y albahaca (delicioso). Después fuimos al super a comprar provisiones porque en el refri sólo había tomate frito y mantequilla (sobreactuo un poco), y algunas cosas para calmar mi obsesión por la limpieza (que para mi gusto falta un poco en el departamento). Una vez cubiertas las necesidades básicas de comida y detergente nos fuimos a comer unos pinchos y tomar unas cervezas por algunos bares curiosos de Barcelona con otros amigos de la banda. Han de saber que de cada 5 personas que veo en la calle, sólo una habla español. Escucho de todos los idiomas por todas partes. El 90% de la gente trae rastas (por lo menos una), tatuajes y piercings por todas partes (me veo tan normal!). Flecos super cortos, cabezas rapadas y pelos parados son el paisaje de las Ramblas. Platiqué en mexicano y en argentino (esa plaga que está por todo el mundo, por lo visto!) sobre cómo llegué aquí, qué me gustaría hacer y que ilusa soy al pensar que me quedo sólo por el verano (eso me dicen). Finalmente, después de dos cañas (cerveza), cuatro pinchos variados, un mojito y una Quilmes, estoy de regreso en departamento disponiéndome a dormir. Se supone que mañana Fermín y yo nos levantaremos temprano para ir a correr por la playa, que si no me pongo a hacer algo de ejercicio en poco tiempo rodaré Rambla abajo. Todo sea en honor a René por su cumpleaños.
Hoy sentí mucha nostalgia, supongo que es normal. Me parece que estoy soñando, un sueño al que no le agarro aún el gusto por que es temprano. Siento que mañana me voy a despertar en mi “capilla” con olor a incienso…

jueves, junio 5

Del otro lado del charco

Pues bien. Heme aquí, en Barcelona. El día está contento, pero llora. El cielo oscuro del primer día de mi cambio radical promete una vida más clara. Después de un viaje muy cansado, vuelos demorados, horas que se hacían días sentada en aviones estrechos, muchos kilos acarreados y shuvia en los ojos, me encuentro con la gran sonrisa de Manuel (mi hippiprimo) y sus fuertes brazos que se llevan mis maletas más pesadas calle arriba. Callejones con olor a España y el peso del viejo mundo, que ya conocía pero no me acordaba. Fachadas impresionantes llenas de arte que recuerda a revistas de avión. Y después de subir tres pisos por una escalera con pasamanos de hierro y paredes enmohecidas (de ese enmohecido que te da la bienvenida), llego escupiendo el último aliento de smog a un departamento (o a un piso) lleno de computadoras, amigos y buena vibra. Arrimo las maletas a la pared y me voy a tomar una cerveza (o caña) con Alex (mi otro hippiprimo, el pequeño) y Manuel a un bar cercano (donde aún se puede fumar). Platicamos un buen rato de lo que me espera y son puras buenas promesas que me llenan los ojos de horizonte. Empiezo a planear lo que será mi verano (que le incluye lo que es el trabajo, lo que es el hobby, lo que es la vivienda… lo que viene siendo mi vida en Barcelona los próximos tres meses). Ahora lo que me urge es un buen baño (o ducha) y autistear un rato sentada frente al balcón del que será mi cuarto por lo menos durante junio. Aún tengo un pie en México que me hace extrañar de más.